viernes, 22 de julio de 2016

El amor del Sol

Amanece, y ahora sí que me pierdo.

Mi camino se divisa solamente de noche y sin mi querida Luna, sin los traviesos faros, ¿qué hago?

El Sol aparece, al principio algo tímido, yo prefiero esperar que sea él quien se acerque...

Ya desperezado parece enfadado, me mira, serio, y rompe su llanto.

Me cuenta la historia de amor con la luna, me pregunta cómo está su amante nocturna.

Le cuento que ella también lo añora, que cada noche lo llora...

Y resulto ser el mensajero de un amor eterno.





sábado, 2 de julio de 2016

Dos Faros

El pequeño islote se alzaba en el horizonte tan frágil como recio, y sus dos faros guiaban mi corazón al camino que debía tomar.

A veces los faros no se ponían de acuerdo,
a veces no coincidían en el camino...

Entonces la luna era mi aliada y, cálida en la noche oscura, arrullaba mi alma y me susurraba que todo iba a ir bien, que los faros volverían a guiarme y que debía confiar.


Así, confiando en los dos faros de la isla, en la magnífica luna siempre llena y en el camino que alumbraban por turnos, me quedé en la isla mágica, me perdí en los bosques de álamos y me encontré en los palacios de piedra roja y oro, y fui anotando en esa libreta que siempre me acompaña toda la belleza de aquel lugar...



Necesitaré más cuadernos pronto